1.12.2010

Sociedades abiertas

Julio César Caballero M. *®® Caballero pregunta


La libertad y los derechos humanos son los fundamentos de una sociedad abierta. Esas sociedades tienen gobiernos que son tolerantes y responden a los deseos y a las inquietudes de la ciudadanía con sistemas políticos transparentes y flexibles. Primero Henri Bergson y luego Karl Popper, ambos filósofos del siglo XX, teorizaron sobre estas formas de administrar las libertades en un Estado, donde ni el gobierno ni la sociedad son autoritarios y el conocimiento común o social pertenece a todos.

En aplicación a nuestra realidad, cabe reflexionar sobre cómo se consolidarán los cambios ‘revolucionarios’ en la Bolivia postelectoral. ¿Será una sociedad abierta? ¿Cuál es el verdadero papel de las minorías? Aún no está claro hasta dónde podrán llegar estas minorías con un proyecto de reglamento de debates en el que claramente se buscará cortar la profundización de la discusión en la Asamblea y en el Senado. ¿El partido de Gobierno manejará la nave del Estado con líneas nacidas en el Poder Ejecutivo y desarrolladas sin matices en el Poder Legislativo? Es previsible el uso de la máquina de ‘fabricación’ de leyes que aplasten la disidencia, porque aún no se ven claras intenciones de llegar a consensos.

La senadora Ana María Romero, que trabajó como periodista, es experta en temas de negociación y conciliación. Con la nueva configuración de fuerzas políticas, pondrá a prueba su intención de “iniciar un periodo con el ánimo de escuchar al otro” y “hacer de esta Asamblea, una Asamblea histórica”, como afirmaba en su entrevista al periódico La Prensa. Desde la presidencia del Senado tendrá la dura tarea de garantizar la supervivencia de una democracia madura que incluya a la oposición y, al mismo tiempo, aplacar la tentación del oficialismo de usar su pesado rodillo.Los líderes de las mayorías ‘universales’ podrán demostrar su conducta democrática no sólo en el trabajo de legislar y reglamentar la Constitución, sino también en la vida diaria, en la gestión de gobierno y en todo su accionar político.

El pensador de izquierda Boaventura de Sousa Santos, esclarecido sociólogo y abogado portugués, decía: “El verdadero socialismo es una democracia sin fin”. Se trata de democratizar cada día más las relaciones sociales, las actividades del propio Estado. Esto va en contraposición a la obediencia debida a la que están sometidos quienes se manejan como sindicato o practican la democracia corporativa. Marearse con el poder tiene consecuencias nefastas en los derechos de las personas, y en este caso en las minorías transitorias que reivindican su derecho constitucional a la diferencia. El mismo De Sousa Santos decía que tenemos derecho a ser iguales cada vez que la diferencia nos ‘inferioriza’ y derecho a ser diferentes cada vez que la igualdad nos ‘descaracteriza’.Inclusión es la palabra clave que debería ser usada por los que se consideran pensadores progresistas, de avanzada, capaces de invocar revoluciones políticas y culturales que pueden convertirse, por defecto, en sólo disfraces de utilería.

* Periodista y cientista jurídico

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