2.24.2010

«Con pasión se hace buen periodismo»

Javier Darío Restrepo. Durante su visita a Santa Cruz, se tomó unos minutos para analizar los aciertos y errores de las prácticas periodísticas en la región. Plantea priorizar un tratamiento informativo ético y responsable. En etapa electoral aconseja concentrarse en el elector para ayudarle a tomar decisiones inteligentes.

Ana María Copa Vásquez¸El Deber

- ¿Qué importancia están dando los medios de comunicación de la región a la ética y a la responsabilidad periodística en sus coberturas diarias?
- Hay un problema grande en los medios de comunicación cuando mezclan la lógica de la ética profesional con la del negocio. Es un error convertir el periodismo en una fuente de ganancias. Cuando el negocio mete la mano en el quehacer profesional del periodista, lo degrada. Éste es un tema de prioridades. Cuando se logra que el buen periodismo sea lo supremo y la ganancia esté subordinada a éste y sirva sólo para hacer más productiva la empresa, entonces se tiene una empresa ideal en materia ética y de negocio. La crisis económica global afectó. En los últimos años, han ido desapareciendo algunos medios de comunicación porque no resultaron rentables. Por otro lado, ciertos medios comenzaron a depender más de la publicidad y a subordinarse a los intereses de los anunciantes. Esa dependencia debe tener límites. Cuando se cubre la noticia sólo para lograr que el anunciante quede satisfecho, es un fracaso. El periodista no está para hacer publirreportajes o publinotas; que lo hagan los publicistas. El único jefe del periodista es el lector o el oyente. Hay que tomar en cuenta que lo ético y la calidad marchan a la par en el periodismo. La ética incluye compromiso con la verdad, responsabilidad e independencia.

- En procesos eleccionarios como los de Bolivia, ¿cómo puede asegurarse un tratamiento informativo imparcial?
- Cuando el periodista no está buscando satisfacer a uno u otro partido o candidato y se concentra en el elector, en darle la mejor información para que pueda tomar una decisión inteligente, se contribuye a un periodismo equilibrado y útil que fortalece la democracia. En un periodo electoral es cuando más se requiere información para la gente; no la información que habitualmente da aquel periodista que va a la sede de los partidos y tiene la ilusión de entrevistar en exclusiva a los candidatos. Al fin y al cabo los candidatos son ciudadanos que tienen que convencer a los electores de que ellos poseen méritos para aspirar a un determinado cargo o puesto. El periodista tiene una gran responsabilidad, le corresponde enseñar a la gente cuál es la realidad política y la de los candidatos que buscan su voto. Y eso se logra con un buen trabajo de reportería. La publicidad política no hace pensar al elector, lo incita a actuar bajo sensaciones. El periodista tiene el papel de hacer pensar y razonar al elector.

- ¿Cómo evalúa la cobertura de hechos tan sensibles como los desastres naturales? En el caso reciente del terremoto de Haití algunos periodistas se involucraron a fondo en el hecho noticioso. ¿Qué tan positivo o negativo es actuar así?
- Cuando el periodista convierte esa información en show (para obtener mayor circulación, rating o incluso prestigio personal) pierde de vista lo más importante, que es la práctica de un periodismo solidario. Este tipo de periodismo no está contaminado por el egoísmo y es de alta calidad. El periodista solidario es aquél que se olvida de sí mismo, del medio y se concentra en buscar la forma más eficaz y respetuosa de ayudar a las víctimas. Algunos medios de comunicación sólo se concentran en pedir ayudas materiales para los afectados sin pensar en que esas personas están sufriendo interiormente y claman por otro tipo de apoyo. Un buen periodismo debe ser respetuoso del dolor y particularmente de la dignidad de las personas.
La generalidad de los cubrimientos de catástrofes naturales tiene mucho de sensacionalista. El periodista, a veces sin darse cuenta, sólo se conforma con transmitir lo que ve y oye, no da un servicio eficaz a las víctimas a través de una información rigurosa y exacta.

- ¿Cómo se puede informar de forma equilibrada sobre noticias de violencia sin omitir los hechos ni incitarlos?
- Lo más importante es no informar solamente con los sentidos, es decir, no caer en la información sensacionalista. Cuando uno tiene por delante muertos, víctimas, sangre, llanto, uno tiende a sensibilizarse y a contar únicamente lo que esta viendo y oyendo. Hay la tentación de transmitir la información que más sensibilice a la gente y por tanto la que más venda. Sin embargo, el periodista tiene la responsabilidad de movilizar no solamente los sentidos de la gente, sino su inteligencia y su sentido de responsabilidad. Debe hacer pensar a los lectores u oyentes en el hecho a que identifiquen las causas del mismo para poder prevenirlo en el futuro.

- ¿Qué recomendaciones da a los futuros profesionales de la comunicación?
- Es importante que sepan que el periodismo no hay que ejercerlo como un poder, sino como un servicio. Tiene una característica muy propia: es una pasión, no un cálculo. Si uno ejerce este oficio como servicio y con mucha pasión, puede estar seguro de que está haciendo un buen periodismo.

2.17.2010

ONG denuncia aumento de espionaje a periodistas

El espionaje a los reporteros sigue siendo un arma muy utilizada por gobiernos, denunció el Centro para Protección de Periodistas en su informe sobre ataques a la libertad de prensa.Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Perú y Venezuela son los ejemplos señalados por el organismo independiente de defensa de la libertad de prensa en su informe anual Ataques contra la prensa.

“El espionaje tiene una historia desafortunada en la región”, señala el documento antes de recordar el sonado caso del servicio de inteligencia del Gobierno del ex presidente presidente peruano Alberto Fujimori.En Bolivia, el Senado abrió una investigación en torno al caso de Juan José Espada, periodista de Unitel, que se hallaba aparentemente vigilado por agentes de inteligencia de la Policía.

El CPP aclara que el espionaje de periodistas no es un estigma exclusivo de América Latina y denuncia que Estados Unidos también lo padece. En Cuba, "el espionaje es un procedimiento de rutina. Agentes de la seguridad del Estado han sometido a periodistas y disidentes a una constante vigilancia durante décadas, interceptando y grabando sus conversaciones telefónicas". Sin embargo, destaca que pese a que hay actualmente 22 periodistas presos en Cuba por delito de opinión, se está desarrollando una "vibrante cultura" a través de los blogs, pese al difícil acceso a la red Internet en la isla.

En Colombia, la revista Semana destapó un plan de espionaje urdido por funcionarios de primer nivel del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Pero el CPP denuncia que hubo también más casos de espionaje en Colombia, entre otros contra W Radio, Radio Caracol, el matutino El Espectador y el programa semanal de noticias Contravía en Canal Uno.En Venezuela, "las autoridades hacen pocos esfuerzos por ocultar su espionaje. Las conversaciones que involucran a opositores políticos del presidente Hugo Chávez y a sectores críticos del Gobierno son monitoreadas y registradas por el servicio secreto".

Funcionario de Gobierno presiona por identificar al autor de una nota

El representante departamental del Ministerio de Transparencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción, Hernán Mariobo, envió una carta a este matutino en la que solicita información con relación a la nota publicada el pasado 5 de febrero en torno al caso ‘Yaritza’ y además pide una certificación de la documentación probatoria de las aseveraciones contenidas en dicha nota de prensa, lo cual no corresponde, ya que el tener la nota una fuente, en este caso el Dr. Denver Pedraza, es a él a quien, en todo caso, le tendría que pedir la certificación en cuestión.

Pero no conforme con esto, también solicita conocer al autor de la nota y el grado de responsabilidad que tiene la gerente con la información publica, hecho que tampoco procede, por cuanto al tener la nota una fuente, ésta se hace responsable de sus declaraciones.En la referida nota publicada el pasado 5 de febrero, Pedraza afirmó que Bohór-quez tenía relación con el fiscal general Uribe y que estaba siendo protegido por el Ministerio Anticorrupción, situación que es descartada en la carta enviada por Mariobo a nuestro matutino, en el entendido que dentro de sus competencias y atribuciones no se contempla dicha situación.

El Ministerio de Trans-parencia Institucional y Lucha Contra la Corrupción en lugar de presionar a los medios para que le den información con relación a los autores de una publicación, debería abocarse a lo que en realidad es su función, investigar y ayudar a detener a las personas contra quienes la justicia tiene orden de aprehensión.Este matutino continuará realizando su labor con la responsabilidad que le caracteriza y no se dejará intimidar por funcionario alguno, así funjan temporalmente como representantes de la Lucha Contra la Corrupción.

2.08.2010

Habilitan Tribunal de Ética de la ANP

El Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) finalizó la elaboración de su Reglamento Interno el pasado 8 de enero y está habilitado para resolver las denuncias de cualquier persona y entidad pública o privada que crea haber sido afectada en sus intereses personales y/o institucionales o que consideren que fue injustamente tratada por un medio de comunicación miembro de esa organización.

El presidente del Tribunal, doctor Armando Villafuerte, informó de que el reglamento fue redactado desde la pasada gestión por él y los otros cuatro miembros de ese cuerpo colegiado. El martes 27 de octubre, en un acto realizado en el salón El Solar, del hotel Europa, tomó posesión el Tribunal de Ética de la ANP, integrado, además de Villafuerte, por el abogado Willman R. Durán Ribera y los periodistas Alberto Zuazo Nattes, Jaime Humérez Seleme y Harold Olmos. “Somos -acentuó Villafuerte- los encargados de resolver las causas (denuncias) en el marco de la autorregulación establecida en la nueva Carta Magna sobre principios como la verdad y el servicio social”.

El parágrafo segundo de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) dice que la “información y las opiniones emitidas a través de los medios de comunicación social deben respetar los principios de veracidad y responsabilidad”. “Estos principios -sigue el texto de la Ley Fundamental- se ejercerán mediante las normas de ética y de autorregulación de las organizaciones de periodistas y medios de comunicación y su ley”.

Villafuerte aseguró que hasta el pasado mes el Tribunal de Ética no había recibido ninguna denuncia. Por su parte, el presidente de la ANP, Marco Dipp, recordó: “El año pasado, cuando procedimos a la difícil tarea de seleccionar y posesionar un Tribunal de Ética idóneo, conformado por personalidades de conducta y trayectoria intachables, lo hicimos con el propósito de que este mecanismo de autorregulación se constituya en un instrumento efectivo de control ético en los medios afiliados a la Asociación Nacional de la Prensa”.

Añadió: “Con ese propósito es que ahora ponemos a disposición de los lectores de los periódicos miembros de la ANP los mecanismos para que quienes se sienten afectados por cualquier publicación puedan hacer llegar sus reclamos o quejas a este Tribunal, cuyo funcionamiento autónomo e independiente garantiza que las mismas recibirán una correcta atención".Villafuerte aseguró que los artículos del Reglamento Interno del Tribunal se elaboraron de acuerdo con las “nomas morales” establecidas en el Código de Ética de la ANP.

Mientras que el director ejecutivo de esta institución, Juan Javier Zeballos, recordó que los 25 miembros de la ANP basan su trabajo en preceptos como la veracidad, el equilibrio, la desideologización política y el servicio a la sociedad, con el propósito de entregar un producto responsable y de alta credibilidad. Los medios que integran la ANP son los diarios La Prensa, La Razón, El Diario y El Alteño, de La Paz. El Deber, El Día, La Estrella del Oriente y El Norte, de Santa Cruz. Los Tiempos, Opinión y Gente, de Cochabamba. Correo del Sur, de Sucre; La Patria, de Oruro; La Palabra del Beni, de Trinidad; El Potosí, de Potosí; El Nuevo Sur, de Tarija. Las revistas y semanarios Santa Cruz Económico, Nueva Economía, Cosas, Bolivian Business, Energy Press, Cash, Reporte Energía, Poder y Placer y la Agencia de Noticias Fides.

Directivos del tribunal
Armando Villafuerte ClarosPresidente del Tribunal
Willman R. Durán RiberaVicepresidente
Jaime Humérez SelemeSecretario General
Alberto Zuazo NattesVocal
Harold olmosVocal

El legado imborrable

Por Pablo De Santis
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010

La separación entre la obra literaria y la periodística de un autor siempre es artificial, y más aún en el caso de Tomás Eloy Martínez, que hizo de las rimas y correspondencias entre ambos mundos (que son uno solo) el eje de su obra y la fuente de su encanto. En las líneas que siguen nos ocuparemos sólo de sus novelas, olvidando sus extraordinarios libros periodísticos. Al fin y al cabo eso es la novela: el arte de olvidar que existe otro modo de contar las cosas.
Su primera narración fue Sagrado (1969), que en su cuidadosa elaboración de los recuerdos, en su trabajo con el lenguaje, pertenecía menos a la tradición argentina que a la del barroco latinoamericano representado por Lezama Lima, cuyo juego consistía en hacer del pasado una penumbra hecha de palabras. Y sin embargo, aunque parezca más fiel a su época que al futuro de su autor, ciertos rasgos de la escritura experimental no lo abandonaron: el discurso indirecto libre, la profusión de imágenes en las que la imaginación de los personajes se confunde con la realidad, la irrupción de sueños, la exposición de los hechos en un orden no cronológico. TEM siempre miró a la distancia ese libro con ironía, aunque recordaba con mucho afecto las críticas elogiosas que Augusto Roa Bastos le había dedicado. +

Sagrado fue un comienzo, pero los escritores no empiezan sólo una vez. Tuvo, muchos años más tarde, otra primera novela, La novela de Perón (1985). Entre un libro y otro habían pasado muchas cosas: la participación de TEM como un protagonista decisivo de la modernización del periodismo argentino a partir de fines de los años sesenta (fue editor de Primera Plana y de La Opinión Cultural ); la aparición, en tiempos violentos, de La pasión según Trelew (1974), crónica de la masacre de miembros del ERP; el urgente exilio. Y luego los años vividos en Venezuela y Estados Unidos y el regreso. La reedición argentina de Lugar común la muerte (volumen de crónicas publicado originalmente en Caracas en 1979) y La novela de Perón lo ubicaron de pronto en el centro de la literatura argentina. La novela apareció por entregas, como una separata, en El Periodista , la revista que editaba Andrés Cascioli. Después se convirtió en un libro de tapas azules de Legasa, que dirigía entonces ese gran editor que es Jorge Lafforgue.

El momento final de la dictadura y los primeros años de la democracia fueron momentos de un excepcional fervor cultural. Aparecían nuevos medios, como El Periodista , Página 12 o El Porteño . La revista Fierro , dirigida por Juan Sasturain, se ocupaba de ubicar la historieta en un lugar de importancia en la cultura argentina y rescatar la obra de Héctor Germán Oesterheld (y la de sus dibujantes, Solano López y Alberto Breccia) como algo esencial de nuestra narrativa. El cine reencontraba a sus espectadores y Adolfo Aristarain, Fernando Ayala, María Luisa Bemberg, Luis Puenzo, Fernando Solanas, Héctor Olivera y Eliseo Subiela llenaban las salas, con películas como El exilio de Gardel , La historia oficial , Hombre mirando al sudeste o Camila . La extraordinaria Maratón de Ricardo Monti, con puesta de Jaime Kogan, cuyo idioma cifrado ya resonaba en tiempos de pleno Proceso, se convertía en un clásico de nuestro teatro.
Libros que habían circulado casi secretos, como Nadie nada nunca , de Juan José Saer, y Respiración artificial, de Ricardo Piglia, ganaban nuevos lectores. Las obras de Griselda Gambaro, con sus metáforas de la opresión, volvían a ser representadas. Los lectores, después de ignorar largo tiempo nuestra literatura, buscaban recuperar el tiempo y las páginas perdidas. La editorial Bruguera publicaba a Juan Martini, a Tomás Eloy Martínez, a Humberto Costantini, a Osvaldo Soriano, a Antonio Di Benedetto. El Centro Editor de América Latina, afectado durante la dictadura por una gigantesca quema de libros, volvía a acercar a los lectores la obra de Andrés Rivera, Héctor Tizón y Daniel Moyano.

En ese clima de reencuentro de la literatura argentina con sus lectores apareció La novela de Perón , donde el autor utilizaba su habilidad y experiencia como periodista para crear, a partir de la violenta jornada de Ezeiza, un cuadro sombrío de nuestra historia. Ya desde sus primeras páginas asombraba la figura de ese Perón cansado, casi espectral, que volvía a la Argentina menos por voluntad de poder que para cumplir con un destino que él mismo no terminaba de comprender. Todos actuaban en su nombre, pero él no sabía el nombre de nadie, y el autor lo mostraba estrechando manos desconocidas, como si habitara un dilatado malentendido. El autor elegía para retratar a Perón la historia de su regreso interrumpida por algunos fogonazos de su juventud: así, los momentos clave de su vida política sólo llegaban a modo de profecía o nebuloso recuerdo.
Como en Lugar común la muerte , TEM elegía la cercanía del fin como instrumento para narrar la historia. El maestro de ceremonias de la pesadilla era López Rega, cuyo hermetismo banal aparecía retratado con todo detalle. Al fin y al cabo los oficiantes del ocultismo y los novelistas trabajan de manera similar, buscando en la casualidad conspiración, en los detalles destinos y en la proliferación informe de la realidad un diseño secreto.

La mano del amo (1991) sirvió como paréntesis entre las dos novelas dedicadas al peronismo. Era una historia intimista, el relato de un cantor de voz perfecta que se ve hostigado por su madre, por sus gatos infinitos y por una casa que parece estar viva. El protagonista, Camargo, se llama igual que el periodista de El vuelo de la reina , a quien además se atribuye una novela llamada La mano del amo . Es la descripción de un mundo familiar contada con extrañeza, hasta el límite mismo de lo fantástico. El mundo familiar nunca aparece retratado como lugar de felicidad sino de opresión; también en sus novelas "políticas" las casas que aparecen siempre son sombrías, asfixiantes, silenciosas, como si guardaran luto por alguien muerto largo tiempo atrás.
En 1989 TEM inicia, luego de una depresión (al menos es lo que cuenta en el epílogo del libro), Santa Evita (1995) que completa La novela de Perón .
Allí se cuentan las increíbles peripecias del cuerpo de Evita como si se tratara de la historia de una maldición. Todas las historias de maldiciones egipcias, con sus jeroglíficos premonitorios, sus momias escondidas y sus arqueólogos fulminados por males imprevistos, son nada comparados con el halo de locura y muerte que siguió al recorrido de este cuerpo. Mientras que en La novela de Perón los elementos mágicos aparecían del lado del peronismo, en Santa Evita los servicios secretos de la Revolución Libertadora despliegan unas fuerzas sobrenaturales que no tienen nada que envidiar a sus rivales. Siempre ha habido una pasión de los servidores del Estado por el secreto, las maniobras nocturnas, los códigos cifrados; pero aquí esa pasión abandona su precaria racionalidad y entra de lleno en un mundo regido por fuerzas oscuras. El camino que va de un código secreto al tablero ouija es muy corto.

Tomás Eloy Martínez había entrevistado largamente al mismo Perón durante su exilio en Madrid y había tratado de hacerlo hablar de Evita; pero siempre López Rega interrumpía la conversación para conducirla hacia Isabel Martínez, su mentora. Fue sólo luego de varios intentos fallidos que el periodista logró escapar del alucinado advenedizo para tener un momento a solas con Perón.

En la galería de los personajes de la novela sobresalen el médico español Pedro Ara, pulcro embalsamador, Pigmalión entregado con devoción sin límites a la simulación de vida que hay en su obra, y el coronel Moori Koenig, guardián del cuerpo, enamorado despechado, detective de ataúdes perdidos. La entrevista con la viuda del coronel es una escena sombría e inolvidable:
Me recibió vestida de negro, entre muebles que parecían enfermos de gravedad. Las lámparas daban una luz tan tenue que las ventanas se desvanecían, como si sólo sirvieran para mirar hacia dentro. Buenos Aires vive así, entre penumbras y cenizas. Tendida a orillas de un río solitario, la ciudad le ha vuelto las espaldas al agua y prefiere irse derramando sobre el aturdimiento de la pampa, donde el paisaje se copia así mismo, interminablemente.

Pero la devoción no alcanza sólo a estos personajes, sino también al mismo Rodolfo Walsh, que contó su propia búsqueda del cuerpo en el relato "Esa mujer", uno de los cuentos más contundentes de la literatura argentina. Cuando TEM encuentra en París al escritor, Walsh saca de su billetera (allí donde se suelen guardar las fotos de la familia) una foto del cadáver, el amarillento y gastado talismán que lo acompaña siempre.

El Coronel -dijo-. Tenía más de cien. Había fotos de Evita en toda la casa. Algunas eran impresionantes. Se la veía suspendida en el aire, sobre una sábana de seda, o en una urna de cristal, entre un marco de flores. El coronel pasaba las tardes contemplándolas. Cuando lo visité, no tenía casi otra ocupación que estudiar las fotos con una lupa y emborracharse.
-Podrías haberla publicado -le dije-. Te habrían pagado lo que hubieras querido.
-No- replicó. Vi que una rápida sonrisa lo atravesaba, como una nube-. Esa mujer no es mía.
Santa Evita tuvo un éxito extraordinario, pero pasaron varios años antes de que volviera a publicar una novela. Entre un libro y otro hay una página bellísima, perfecta pero terriblemente dolorosa: la columna "En memoria de Susana Rotker" [ver página 18], sobre la muerte de su esposa en un accidente de tránsito en Estados Unidos ocurrido en noviembre de 2000. Periodista especializada en cine y crítica literaria, Tomás Eloy Martinez la había conocido en 1979, cuando él era director de El Diario de Caracas.

En 2002 El vuelo de la reina , una obra de ficción que nada debía al peronismo, ganó el premio Alfaguara. La historia estaba inspirada en un caso real ocurrido en Brasil. El 20 de agosto del año 2000, Antonio Marcos Pimenta Neves, de 63 años, asesinó a balazos a Sandra Gomide, una joven periodista con la que había mantenido una relación de tres años. Pimenta Neves era director de O Estado de São Paulo , el segundo diario del Brasil. El vuelo de la reina no oculta su base documental: en sus páginas Camargo, el protagonista, escribe una nota sobre el crimen, en el que ve una premonición sobre su propio destino (la nota que escribe Camargo es muy similar a la que el mismo Tomás Eloy Martínez escribió para LA NACION cuando se conoció el asesinato).
Tomás Eloy Martínez y Pimenta Neves se habían conocido fugazmente, años antes del crimen, en un restaurante japonés de San Pablo, donde habían encontrado una coincidencia: los dos habían comenzado en el periodismo como críticos de cine. La noche del cazador, la única, maravillosa película que filmó el actor Charles Laughton, tiene un lugar fundamental en la trama.
El mundo del periodismo aparece con frecuencia en las novelas, en parte porque muchos escritores son también periodistas, en parte porque la labor del periodista es ideal como mecanismo narrativo. Menos común es el retrato del mundo de las oficinas inaccesibles donde se toman las decisiones editoriales. Camargo pertenece a ese mundo. Como todos los personajes poderosos de Tomás Eloy Martínez, él también vive en una especie de mundo silencioso, inaccesible:
Entró en su oficina fingiendo que no oía los saludos. Cuando él llegaba no permitía que lo molestaran durante media hora, por lo menos. Había leído en un libro del general De Gaulle, El filo de la espada , que los grandes hombres, sin salvedad alguna, tienen siempre la facultad de retirarse dentro de ellos mismos.
Atraviesa la novela una fascinación por las repeticiones, como si la realidad tuviera una regla secreta en la que todo sucede más de una vez de un modo oblicuo o escondido. La historia de Camargo repite la de Pimenta Neves, mientras que la víctima, Reina, está fascinada con una leyenda que atribuye a Jesús un hermano gemelo: Simón. Ése es el doble de Jesús, y, al igual que él, predica su mensaje y es considerado enemigo de Roma y crucificado: pero lo que en Jesús es inspiración divina, en Simón es magia o fraude.

Este interés lateral, casi susurrado, por la literatura fantástica reaparece en El cantor de tango (2004) y en Purgatorio (2008). La primera cuenta la búsqueda que emprende un becario norteamericano de un mítico cantor del que no existen grabaciones, y que se presenta de improviso en distintos lugares de la ciudad. La búsqueda es excusa para mostrar una Buenos Aires que esconde, bajo los escombros de la crisis, un mapa secreto. La obsesión por los mapas (que se repite en todas sus novelas y en su fascinación por el cuento de Borges "La muerte y la brújula") reaparece en Purgatorio , historia de una mujer que cree reencontrar a su marido, un cartógrafo desaparecido en los años de la represión. Pero lo encuentra con la misma apariencia de la juventud. El mecanismo de la extrañeza tiene menos relación con la tradición fantástica argentina que con la búsqueda por encontrar, en el mismo mundo, los mecanismos insólitos que rigen nuestra memoria. En los sueños, y a veces también en los recuerdos, todo es un presente perpetuo, donde los calendarios se borran y los relojes se apagan.

Más allá de las virtudes de sus otros libros, La novela de Perón y Santa Evita son las novelas fundamentales de TEM, dos piezas bien diferentes de una misma obra compleja e inagotable. Aunque muy diferentes entre sí, las dos tienen el mismo equilibrio entre el archivo innumerable y ese otro archivo, ignorante del orden alfabético, que es la imaginación. Pero creo que habría que agregar a lo más perdurable de su obra Lugar común la muerte , libro siempre abierto y cambiante que fue recibiendo, en reediciones sucesivas, nuevos agregados: Manuel Puig, José Bianco, Lezama Lima, Roa Bastos. Las páginas dedicadas al uruguayo Felisberto Hernández y a su final, con ese ataúd tan grande que debe salir por la ventana, son inolvidables. Como en La novela de Perón y en Santa Evita , Tomás Eloy Martínez elige el crepúsculo para retratar a sus personajes. A sus héroes ya no los incomodan las infinitas posibilidades que son inherentes a la vida y sólo se reflejan en el espejo de lo definitivo. Lo que estaba escrito a lápiz ha sido pasado a tinta.

Hay un célebre cuento de Henry James, "La figura en el tapiz", en el que un crítico dilapida su vida para llegar a encontrar la forma secreta que esconde la obra de un escritor al que admira. Es una perfecta metáfora de un modo de leer: buscar debajo de lo múltiple y visible hasta encontrar lo único y secreto. Pero quisiera oponer a ese tapiz, otro, más grande, que es en realidad un gran decorado. En enero de 2006, en el suplemente literario de LA NACION, Hugo Beccacece escribió una espléndida nota sobre Arturo Jacinto Álvarez, escritor y editor pero por sobre todo excéntrico (que es una vocación tal vez más profunda que las otras).
Aquella nota se abría con la imagen de Arturo Álvarez contemplando en 1951, en medio del campo, el inmenso telón que pintó Picasso en 1917 para los Ballets Russes y que entonces era suyo. Extendía la tela sobre el pasto y movía su silla para ir contemplándolo por parcelas sucesivas. La obra de Tomás Eloy Martínez, por su complejidad y belleza, acepta las dos lecturas, los dos tapices: la página, el párrafo o el instante que hay que buscar en un largo recorrido y que se desprende del todo y gana vida propia, y el impaciente sueño de una totalidad escondida.

Presidente, ¿y la autorregulación?

Julio César Caballero M. *®® Caballero pregunta

Fue un desatino muy grande del Presidente del Estado Plurinacional referirse, de la forma en que lo hizo, al control de los medios de comunicación para que no difamen y no mientan. El señor Presidente no puede contradecir su propia Constitución, que es el marco que contiene su proceso de cambio. Los periodistas no pueden ser ‘controlados’ por ningún poder, en su libertad de informar, porque el artículo 107, parágrafo II de la Carta Magna, introduce el precepto constitucional de la autorregulación, que debiera estar reglamentado por una ley del ejercicio del periodismo con inspiración doctrinal en los códigos deontológicos.

La autorregulación no sólo es completamente diferente a la censura o al control, sino que, en un marco de libertades ya garantizado, es la mejor defensa frente a ella: es a quien dispone de un criterio propio, públicamente reconocido, a quien resulta más difícil imponerle otro distinto e instrumentalizarlo.Tampoco nada tiene que ver con la autocensura.
Ésta ocurre cuando quienes trabajan en los medios condicionan su labor como informadores o comunicadores por miedo a las repercusiones negativas que sobre ellos pueda tener su trabajo: temor a perder fuentes informativas, amistades o privilegios, a perder posibilidades de ascenso o incluso el propio puesto. La autorregulación supone un ejercicio de responsabilidad y, por tanto, de libertad, de compromiso con los fines y valores propios de la comunicación.

Las pautas éticas de la comunicación deben descansar en los presupuestos compartidos de una ética pública, en los valores y principios morales constitucionales de una sociedad democrática y plural. Lo distintivo de la autorregulación es que tanto su puesta en marcha como su funcionamiento y efectividad dependen del compromiso de los sujetos implicados en el proceso de la comunicación. En este momento, el gremio periodístico y académico tiene el desafío de asumir una posición frente a la nueva realidad que se presenta en la Carta Magna, que ha creado una categoría que necesita con urgencia de una reglamentación que permita establecer los parámetros éticos y por la cual se regiría.
Es fundamental la creación de normas que sean capaces de guiar la actividad periodística y hacerla efectiva a través de los códigos deontológicos en la práctica diaria. La Ley de Imprenta de 1925 queda obsoleta frente a esta coyuntura.
Entonces, ¿es necesaria una ley del ejercicio del periodismo? Es absolutamente urgente consensuar la aplicación de los códigos deontológicos y ‘positivarlos’ en el Derecho en forma de ley para reglamentar el precepto constitucional de la autorregulación.Las bases son el diálogo y el debate abierto, que sean los propios periodistas quienes debatamos los alcances de la norma, proponiendo un proyecto al Poder Legislativo Plurinacional que deberá ser respetado por los partidos políticos, que no podrán usarlo como una mordaza a la medida de sus intereses.


* Periodista y cientista jurídico