5.08.2014

La ANP y la APLP exigen respeto al secreto de imprenta en caso contra La Razón

La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) emitió hoy un pronunciamiento de respaldo a La Razón tras la demanda presentada por el Procurador, Héctor Arce, debido a la publicación de un reportaje sobre el mar
La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz
17:20 / 08 de mayo de 2014
La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) exigió el respeto al secreto en materia de imprenta en la denuncia ante la Fiscalía del Procurador, Héctor Arce, en contra del periodista Ricardo Aguilar y la directora de La Razón, Claudia Benavente, por un reportaje sobre el tema marítimo. La institución demandó que el caso sea tramitado, como corresponde, en un tribunal especial.
La organización, que aglutina a los principales medios impresos de Bolivia, reclamó en un comunicado “el cumplimiento de los principios y valores que atañen a la defensa de la libertad de expresión” y expresó su respaldo a La Razón, su Dirección y a sus periodistas.
Arce presentó denuncia ante la Fiscalía el 22 de abril por la comisión de los supuestos delitos de espionaje y revelación de secretos por el reportaje titulado: ‘De cómo en la demanda marítima triunfó la idea de los actos unilaterales’, publicado el 13 de abril en el suplemento Animal Político.
La Razón expresó ayer su posición en un comunicado, donde asegura que el reportaje fue “procesado de manera lícita, bajo nuestros códigos de imprenta y de ética, sin violar norma alguna”. Añadió que apelará a su derecho a la defensa en el marco de la Ley de Imprenta de enero de 1925, “especialmente en referencia a la inviolabilidad” del secreto de imprenta.
La ANP exigió el respeto a la reserva de la fuente, como establece la ley de Imprenta.
“Un reportaje periodístico debidamente respaldado, según la praxis y las normas periodísticas universales, no puede ser objeto de censura y menos de una sanción penal, porque ese hecho representaría un atropello a las libertades democráticas, al pluralismo informativo y al derecho a la libre expresión”, refiere parte del comunicado.
La Asociación de Periodistas de La Paz también emitió un pronunciamiento de respaldo. “Este nuevo intento por penalizar el ejercicio periodístico no reconoce la vigencia de la Ley de Imprenta, en lo que hace a su artículo 8 ‘el secreto en materia de imprenta es inviolable’, refiere.
“El poder político constituido sea el primero en mostrar obediencia a los mandatos constitucionales y a la normativa supranacional en materia de libertad de expresión y de prensa”, sostiene la institución que agremia a periodistas.
 

Asociación de Periodistas de La Paz rechaza denuncia del Procurador contra La Razón

La Asociación consideró en un comunicado que la acción legal encaminada por el Procurador, Héctor Arce, es un “nuevo intento por penalizar el ejercicio periodístico”.
La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz
13:14 / 08 de mayo de 2014
La Asociación de Periodistas de La Paz rechazó y consideró “un nuevo intento por penalizar el ejercicio periodístico” la denuncia ante la Fiscalía del procurador del Estado, Héctor Arce, en contra del periodista Ricardo Aguilar y la directora de La Razón, Claudia Benavente, por un reportaje sobre el tema marítimo, publicado en el suplemento Animal Político.
“Este nuevo intento por penalizar el ejercicio periodístico no reconoce la vigencia de la Ley de Imprenta, en lo que hace a su artículo 8 ‘el secreto en materia de imprenta es inviolable’, al mismo tiempo de desconocer la competencia sobre los delitos de imprenta del Tribunal de Imprenta del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz en pleno funcionamiento”, refiere parte del comunicado de la institución colegiada.
Arce presentó denuncia ante la Fiscalía el 22 de abril por la comisión de los supuestos delitos de espionaje y revelación de secretos por la publicación del reportaje titulado: ‘De cómo en la demanda marítima triunfó la idea de los actos unilaterales’, publicado el 13 de abril en el suplemento Animal Político.
La Razón expresó su posición ayer en un comunicado, donde asegura que el reportaje fue “procesado de manera lícita, bajo nuestros códigos de imprenta y de ética, sin violar norma alguna”. Añadió que apelará a su derecho a la defensa en el marco de la Ley de Imprenta de enero de 1925, “especialmente en referencia a la inviolabilidad” del secreto de imprenta.
La Asociación de Periodistas de La Paz exige que la Ley de Imprenta sea respetada y que “el poder político constituido sea el primero en mostrar obediencia a los mandatos constitucionales y a la normativa supranacional en materia de libertad de expresión y de prensa”.

Procurador acusa de ‘espionaje’ al diario La Razón

Denuncia. Arce pide que este diario revele la fuente en un reportaje de Animal Político

Medio. Suplemento Animal Político del 13 de abril, objeto del supuesto delito penal.
Medio. Suplemento Animal Político del 13 de abril, objeto del supuesto delito penal.
La Razón (Edición Impresa) / Iván Bustillos / La Paz
03:19 / 08 de mayo de 2014
El procurador Héctor Arce presentó una denuncia “por delitos de orden público” contra dos periodistas de La Razón, a quienes acusa de “espionaje” y de “revelar secretos” en un reportaje sobre la demanda marítima del suplemento Animal Político.
La denuncia, presentada el 22 de abril ante la Fiscalía de La Paz, solicita, además, que un juez “ordene” al periodista Ricardo Aguilar, redactor del suplemento dominical, que revele su fuente de información en la nota De cómo en la demanda marítima triunfó la idea de los ‘actos unilaterales’, publicada el 13 de abril de 2014.
Mientras que al periodista el Procurador General del Estado le sindica de “espionaje” y “revelación de secretos”, a la directora de este medio, Claudia Benavente, la acusa de complicidad.
Ayer, ambos fueron citados por el fiscal Facundo Coronel a una declaración informativa, “en calidad de sindicados”, para el viernes 9 de mayo en dependencias del Ministerio Público de La Paz.
Al respecto, mediante un comunicado, La Razón señaló que el referido reportaje “fue procesado de manera lícita, bajo nuestros códigos de imprenta y de ética, sin violar norma alguna”.
Tras reiterar que la demanda marítima es una causa también de este periódico nacional (y que de ello dan fe sus publicaciones), La Razón anunció que apelará a su derecho a la defensa en el marco de la Ley de Imprenta, del 19 de enero de 1925, “especialmente en referencia a la ‘inviolabilidad’ del secreto de imprenta establecida en su artículo 8” de dicha ley.
El Sindicato de Trabajadores de La Razón, que en otro comunicado a la opinión pública ofreció su respaldo “franco y abierto” a los periodistas aludidos, rechazó la intención de Arce de considerar materia penal los supuestos delitos cometidos en el reportaje de marras. Consideró que, de insistir el funcionario en su cometido, incurrirá en un “atentado a las libertades y garantías constitucionales” de los ciudadanos.
Alegatos en pro y contra
Procurador
Revelar la fuente procede por el “atentado” a la seguridad del Estado, afirma la Procuraduría.
La Razón
La información del reportaje se obtuvo de forma lícita, y no se puede obligar a revelar la fuente.
A la opinión pública
Este miércoles 7 de mayo, la directora del diario La Razón, Claudia Benavente, y el periodista del suplemento Animal Político Ricardo Aguilar fueron citados por el fiscal Facundo Coronel Choque a una declaración informativa en calidad de sindicados de una “presunta comisión del delito de Espionaje, Revelación de Secretos”.
Según adjunta el documento de citación, la investigación judicial fue solicitada por el procurador general del Estado, Héctor Arce Zaconeta, quien presentó “la denuncia y solicita iniciar acción penal por delitos de orden público”, además “pide se solicite al juez competente levante secreto de fuente” con relación a una publicación de La Razón del domingo 13 de abril de 2014.
Al respecto, La Razón expresa lo siguiente:
- La Razón, por su condición de periódico nacional, se adscribe a la demanda histórica de retorno soberano de Bolivia al océano Pacífico planteada ante Chile y, en consecuencia, promueve y promovió desde sus páginas cualquier acción destinada a ese fin. Pueden dar fe de eso las series de publicaciones diarias o especializadas sobre el asunto.
- Nuestro reportaje “De cómo en la demanda marítima triunfó la idea de los actos unilaterales”, publicado el domingo 13 de abril de 2014 en el suplemento Animal Político, fue procesado de manera lícita, bajo nuestros códigos de imprenta y de ética, sin violar norma alguna.
- Instaurada la demanda en contra de sus dos periodistas, La Razón apelará a su derecho a la defensa en el marco de la Ley de Imprenta, del 19 de enero de 1925, especialmente en referencia a la “inviolabilidad” del secreto de imprenta establecida en su artículo 8

4.28.2014

Lupe Cajías fue elegida como nueva presidenta de la Asociación de Periodistas de La Paz

La nueva directiva está conformada por: Presidenta, Lupe Cajias; Vicepresidente, Raúl Peñaranda; Fiscal General, Rafael Archondo; Secretario General, Víctor Silva; Secretario de Régimen Interno, Marcelo Royo; Secretario de Finanzas, Reynaldo García; Secretaria de Prensa y Cultura, Gloria Martínez; Secretario de Libertad de Prensa, Circe Aranibar; Secretario de Actas, Maria Elena Ríos.
La presidente electa de la Asociación de Periodistas de La Paz, Lupe Cajías (de traje gris y bufanda blanca). Foto: APLP
La presidente electa de la Asociación de Periodistas de La Paz, Lupe Cajías (de traje gris y bufanda blanca) espera los resultados de la elección. Foto: APLP
 
Los periodistas Lupe Cajías y Raúl Peñaranda, del frente ‘Por la institución’, fueron elegidos por voto como presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Asociación de Periodistas de La Paz para la gestión 2014-2016.
‘Por la institución’ recibió 85 votos, mientras que la fórmula encabezada por Danna Lema y Antonio Barriga de ‘Bizco’ obtuvo 28, según el conteo oficial. Fueron contabilizados un voto en blanco y dos nulos.
La nueva directiva está conformada por: Presidenta, Lupe Cajias; Vicepresidente, Raúl Peñaranda; Fiscal General, Rafael Archondo; Secretario General, Víctor Silva; Secretario de Régimen Interno, Marcelo Royo; Secretario de Finanzas, Reynaldo García; Secretaria de Prensa y Cultura, Gloria Martínez; Secretario de Libertad de Prensa, Circe Aranibar; Secretario de Actas, Maria Elena Ríos.
Los Vocales son: Isabel Mercado, Javier Castaños, Magaly Vega, Loida Rodriguez. El tribunal de honor está compuesto por Mario Castro, Mario Ríos, Renán Estenssoro, Luis Quezada y María Eugenia Verástegui.
La Razón Digital / Angel Guarachi / La Paz

4.17.2014

El mundo lamenta la muerte de Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal

Uno de los grandes escritores de la literatura universal ha fallecido a la edad de 87 años. El narrador y periodista colombiano, ganador del Nobel en 1982, es el creador de obras clásicas como 'Cien años de soledad', 'El amor en los tiempos del cólera', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'El otoño del patriarca' y 'Crónica de una muerte anunciada'. Nació en Aracataca y fue el creador de un territorio eterno llamado Macondo donde conviven imaginación, realidad, mito, sueño y deseo.

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    Bajo un aguacero extraviado, el 6 de marzo de 1927, nació Gabriel José García Márquez. Hoy, jueves 17 de abril de 2014, a la edad de 87 años, ha muerto el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal. Autor de obras clásicas como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada,fue el creador de un territorio eterno y maravilloso llamado Macondo.
Nació en la caribeña Aracataca, un poblado colombiano, un domingo novelable a partir del cual el niño viviría una infancia a la que volvió muchas veces. Entró a la literatura en 1947 con su cuento La tercera resignación; la gloria le llegó en 1967 con Cien años de soledad, y su confirmación en 1982 con el Nobel de Literatura. Ahora, el ahijado más prodigioso de Melquiades se ha ido, para quedarse entre nosotros un hombre que creó una nueva forma de narrar; un escritor que con un universo y un lenguaje propios corrió los linderos de la literatura; un periodista que amaba su profesión pero odiaba las preguntas; una persona que adoraba los silencios, y con un encanto que cautivó a intelectuales y políticos, y hechizó a millones de lectores en todo el mundo.

Libros inolvidables

García Márquez ha vendido más de 40 millones de ejemplares en más de 30 idiomas.
Novelas: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1957), La mala hora (1961), Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994), Memorias de mis putas tristes (2004).
Grandes reportajes: Relato de un náufrago (1970), Noticia de un secuestro (1996), Obra periodística completa (1999). Primer tomo de sus memorias, Vivir para contarla (2002).
Cuentos: Ojos de perro azul (1955), Los funerales de la Mamá grande (1962), La irresistible y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972), Doce cuentos peregrinos (1992).
Gabriel no iba a ser su nombre. Debió llamarse Olegario. Acababan de sonar las campanas dominicales de la misa de nueve de la mañana cuando los gritos de la tía Francisca se abrieron paso, entre el aguacero, por el corredor de las begonias: “¡Varón! ¡Varón! ¡Ron, que se ahoga!”. Y nuevos alaridos enmarañaron la casa. Una vez liberado del cordón umbilical enredado en el cuello, las mujeres corrieron a bautizar al niño con agua bendita. Lo primero que se les vino a la cabeza fue ponerle Gabriel, por el padre, y José, por ser el patrono de Aracataca. Nadie se acordó del santoral. De lo contrario, se habría llamado Olegario García Márquez.
Aquel domingo 6 de marzo de 1927, Aracataca celebró la llegada del primogénito de Luisa Santiaga y Gabriel Eligio. Fue el mayor de 11 hermanos, siete varones y cuatro mujeres. En realidad, para los cataqueros había nacido el nieto de Tranquilina Iguarán Cotes y el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, los abuelos maternos con quienes se crio hasta los diez años en una tierra de platanales bajo soles inmisericordes y vivencias fabulosas. Era un pelaíto en una casa-reino de mujeres, acorralado por el rosario de creencias de ultratumba de la abuela y los recuerdos de guerras del abuelo, el único hombre junto a él. ¡Ah! y un diccionario en el salón por el que entra y sale del mundo.
Diez años que le sirvieron para dar un gran fulgor a lo real maravilloso, al realismo mágico.
Los cuentos fueron para él ese primer amor que nunca se olvida, el cine los amores desencontrados y las novelas el amor pleno y correspondido.
De todos ellos, creía que la historia que no embolatará su nombre en el olvido es la de sus padres recreada en El amor en los tiempos del cólera.
Fue uno de los escritores más admirados y traducidos: más de 40 millones de libros vendidos en 36 idiomas
Son las vísperas de su vida.
Donde todo empieza... Amor y amores deseados, esquivos y de toda estirpe en sus escritos.
 
ATLAS
García Márquez, que será conocido por sus amigos como Gabo, vive un segundo tiempo cuando a los 16 años, en 1944, sus padres lo envían a estudiar a la fría, helada, Zipaquirá, cerca de Bogotá. Descubre sus primeros escritores tutelares, Kafka, Woolf y Faulkner.
El zumbido de la literatura y el periodismo lo rondan.
Como su Melquíades, Gabo creó un nuevo tiempo y espacio en el que coexisten en el mismo instante, y como uno solo, realidad e imaginación
Allí, en el frío del altiplano andino, lo sorprende el cambio de destino del país y el suyo. Estudia Derecho, cuando el 9 de abril de 1948 es asesinado el candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán. Un suceso conocido como El bogotazo. Fue el antepenúltimo germen de un rosario de conflictos políticos y sociales, conocido como La violencia que habrán de germinar en sus obras.
Después de El bogotazo volvió a sus tierras costeñas con una mala noticia para sus padres: deja la carrera de Derecho. A cambio empieza en el periodismo. Primero en el periódico El Heraldo, de Barranquilla, entre otras cosas como crítico de cine bajo el seudónimo de Séptimus; luego en El Universal, de Cartagena de Indias, hasta volver a Bogotá, en 1954, a El Espectador, el diario que en 1947 había publicado, un domingo, su primer cuento.
García Márquez con una edición de 'Cien años de soledad' a finales de los sesenta / COLITA
Además de crónicas y reportajes escribía para las páginas editoriales y la sección Día a Día, en la que se daba cuenta de los hechos más significativos de aquella Colombia donde la violencia corría en tropel. En 1955 escribe la serie sobre un suceso que terminará llamándose Relato de un náufrago.
Ryszard Kapuscinski aseguró que, aunque lo admiraba por sus novelas, consideraba que “la grandeza estriba en sus reportajes. Sus novelas provienen de sus textos periodísticos. Es un clásico del reportaje con dimensiones panorámicas que trata de mostrar y describir los grandes campos de la vida o los acontecimientos. Su gran mérito consiste en demostrar que el gran reportaje es también gran literatura”.
Mientras trabaja como periodista escribe cuentos y no se desprende de una novela en marcha que lleva a todos lados, titulada La casa.
Ese mismo año aparece su primera novela, La hojarasca. Después viaja a Europa como corresponsal del diario bogotano y recorre el continente, e incluso los países de la “cortina de hierro”. En 1958 vuelve y se casa con Mercedes Barcha. Hasta que se instala en México DF, en 1961, donde hace vida con sus amigos, las parejas Álvaro Mutis-Carmen Miracle y Jomí García Ascot-María Luisa Elío (dos españoles exiliados de la guerra). Un día Mutis le da dos libros y le dice: “Léase esa vaina para que aprenda cómo se escribe”. Eran Pedro Páramo y El llano en llamas, de Juan Rulfo. Ese año publica El coronel no tiene quién le escriba.
El escritor durante la ceremonia de los Premios Nobel en Estocolmo en 1982
—“¿Fue tu abuela la que te permitió descubrir que ibas a ser escritor?”, le preguntó en los años setenta su amigo y colega Plinio Apuleyo Mendoza.
—“No, fue Kafka, que, en alemán, contaba las cosas de la misma manera que mi abuela. Cuando yo leí a los 17 años La metamorfosis, descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: ‘Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa”.
La escritura no le da para comer y trabaja en cine y publicidad. Llega 1965. Pronto terminarán cuatro años de sequía literaria. El embrión es La casa. Páginas que no terminan de coger forma. Hasta que un día, mientras viaja en un Opel blanco con su esposa Mercedes y sus dos hijos de vacaciones a Acapulco, ve clara la manera en que debe escribirla: sucedería en un pueblo remoto, y descubre el tono: el de su abuela que contaba cosas prodigiosas con cara de palo, y la llenaría de historias: las contadas por su abuelo en la Guerra de los Mil Días de Colombia. Y el comienzo de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
Ha sido el soplo divino de Kafka, Faulkner, Sherezada, Rulfo, Verne, Woolf, Hemingway, Homero… y sus abuelos Tranquilina y Nicolás.
Da media vuelta y regresa en el Opel blanco a su casa de San Ángel Inn, en México DF.
Una vez llega, coge sus ahorros, 5.000 dólares, y se los entrega a su esposa para el mantenimiento del hogar mientras se dedica a escribir. La Cueva de la Mafia es la habitación de su casa donde esa primavera se exilia con la enciclopedia británica, libros de toda índole, papel y una máquina Olivetti. Vive y disfruta ese rapto de inspiración al escribir hasta las ocho y media de la noche al ritmo de los Preludios de Debussy y Qué noche la de aquel día de los Beatles.
En otoño el dinero se acaba y las deudas acechan. García Márquez coge, entonces, el Opel y sube al Monte de Piedad a empeñarlo. Es una nueva tranquilidad para seguir escribiendo, aumentada por las visitas de sus amigos que les llevan mercaditos.
Al llegar el invierno de 1965-1966 pone un punto y aparte, y llora, llora como ni siquiera en sus novelas está escrito. Tenía 39 años Gabriel García Márquez cuando, esa mañana de 1966, salió de La Cueva de la Mafia, atravesó la casa y se derrumbó en lágrimas sobre la cama matrimonial como un niño huérfano. Su esposa, al verlo tan desamparado, supo de qué se trataba: el coronel Aureliano Buendía acababa de morir. Era el personaje inspirado en su abuelo Nicolás.
Muere orinando mientras trata de encontrar el recuerdo de un circo, después de una vida en la que se salvó de un pelotón de fusilamiento, participó en 32 guerras, tuvo 17 hijos con 17 mujeres y terminó sus días haciendo pescaditos de oro.
Un duelo perpetuo para el escritor que, el 5 de junio de 1967, ve recompensado al saber que esa historia comandada por el coronel, bajo el título de Cien años de soledad, inicia su universal parranda literaria en la editorial Sudamericana, de Francisco Porrúa, en Buenos Aires. Todos quieren conocer la saga de los Buendía.
La novela impulsa la universalización del boom de la literatura latinoamericana. “Verdaderamente fue a partir del triunfo escandalosamente sin precedentes de Cien años de soledad”, afirmaría José Donoso en Historia personal del boom.
En medio de la algarabía, García Márquez se va a vivir a Barcelona donde afianza su amistad con autores como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar. El éxito es rotundo y trasciende a otros idiomas. Luego empieza a escribir El otoño del patriarca (1975) como un ejercicio para quitarse de encima la sombra de su obra maestra. Para entonces ya es muy activo con la causa cubana y está más presente en Colombia. En 1981 publica Crónica de una muerte anunciada.
La noticia del Nobel lo sorprende en México en 1982. En la frontera del amanecer del 10 de octubre el teléfono lo despierta. Con 55 años se convierte en uno de los escritores más jóvenes en recibir el máximo galardón de la literatura. En diciembre rompe con la tradición al recibir el premio vestido con un liquiliqui, una manera de rendir homenaje a su tierra costeña y compartirlo con su abuelo Nicolás que usaba trajes así en el ejército. Una ausencia que acompañó al escritor desde los 10 años, cuando este murió, y convirtió en incompletas todas sus alegrías futuras, por el hecho de que el abuelo no las sabía, escribe Dasso Saldívar en la biografía Viaje a la semilla.
Tres años después culmina la historia de sus padres: El amor en los tiempos del cólera. Siguen El general en su laberinto (1989) y Del amor y otros demonios (1994).
Hace realidad uno de sus sueños, en Cartagena de Indias: la creación de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y se une a otros proyectos informativos. Son los años de su vuelta al periodismo. Al principio de todo.
En 1999 le detectan un cáncer linfático. Todo ello mientras termina de escribir sus memorias, Vivir para contarla, a las que cuando puso punto final se topó con la muerte de su madre, Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Un domingo lo trajo ella al mundo; y un domingo lo dejó ella. Fue la noche del 9 de junio de 2002. Dos años más tarde escribe su última creación: Memoria de mis putas tristes.
Sus recuerdos empiezan su peregrinación.
Hasta que se han ido del todo al encuentro de los Buendía.
Y de no haber sido escritor, lo que realmente hubiera querido ser Gabriel García Márquez también tiene que ver con el amor, presente en todas sus obras. Lo supo hace muchos en Zúrich cuando una tormenta de nieve tolstiana lo llevó a refugiarse en un bar. Su hermano Eligio recordaría cómo él se lo contó:
—“Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba piano en la sombra, y los pocos clientes que había eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, solo para que los enamorados se quisieran más”.
Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, agradecimientos, imaginaciones y, sobre todo, por el paraíso irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez está ahora en el mismo lugar donde él llevó a Esteban en su inolvidable cuento El ahogado más hermoso del mundo, después de que a la gente del pueblo “se le abrieran las primeras grietas de lágrimas en el corazón”… Porque una vez comprobado que había muerto “no tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás”… El rumor del mar trae la voz del capitán de aquel barco, que en 14 idiomas, dice señalando al mundo, por encima del promontorio de rosas amarillas en el horizonte del Caribe: “Miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas; allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia donde girar los girasoles; sí, allá, es el pueblo” de Gabriel García Márquez.

Fuente: El País de España

1.09.2014

Gobierno confirma existencia de un comité que define destino de la publicidad estatal

Según la ministra Amanda Dávila todos los medios opositores tendrían publicidad del Estado, por ello, según sus cifras, el 99% de los medios de comunicación en el país gozan de este ingreso. En declaraciones a la Red Erbol dijo que Erbol La Paz no recibe publicidad porque es afín al MSM y que Radio Panamericana le da mucha cobertura a Samuel Doria Medina.

La Paz, 9 Ene. (ANF).- La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, reveló este jueves que en la estructura del Gobierno existe un comité a la cabeza de su ministerio, el cual define qué medios de comunicación reciben o no publicidad del Estado, en base a cinco criterios que se establecieron.
Según la ministra, los medios de comunicación son como la política, donde existen medios de oposición, de los que no mencionó nombres, y otros pro-gobierno, lo que significa que en el país hay democracia, pues “no sería democracia si todos pensáramos lo mismo y también los medios tienen el derecho a ser opositores”.

“El tema de la publicidad se define en un comité que está formado por la ministra, los viceministros y los directores del ministerio”, reveló Dávila.
En ese marco, dijo que el Gobierno tiene cinco criterios para otorgar publicidad, los cuales son: 1) Alcance del medio de comunicación. 2) Público meta al cual se dirige. 3) Que cumplan los principios constitucionales básicos de no al racismo y la discriminación. 4) Criterio de equilibrio y veracidad. 5) Propósitos del Gobierno para difundir su publicidad.

Según Dávila, todos los medios opositores tendrían publicidad del Estado, por ello según sus cifras el 99% de los medios de comunicación en el país gozan de este ingreso, “a diferencia de otras épocas" cuando la publicidad "era absorbida por los medios grandes y sobre todo el eje central”.
NORMATIVA: La ministra de Comunicación también dijo que se está proponiendo una normativa para que medios de comunicación con presupuestos pequeños, que están en algunas localidades, también se beneficien con un porcentaje de la publicidad estatal sin cumplir trámites burocráticos.
En ese marco indicó que se busca equilibrar la publicidad, puesto que actualmente un 70% de los medios se beneficia con un gran porcentaje de la publicidad del Estado.
“Hay medios que reciben más de tres millones de bolivianos por año y medios que reciben cuatro millones y cinco millones y a nosotros nos parece que debería ser más equitativo”, dijo Dávila.
Respecto al presupuesto que destina el Gobierno para publicidad, Dávila dijo que este 2014 se mantendrá el mismo monto que el Ministerio de Comunicación recibió el año pasado, el cual fue de 184 millones de bolivianos, del que se destinó 60 millones para transmisiones y publicidad.

Asociación de Periodistas de Santa Cruz: Fouché, el genio tenebroso

Asociación de Periodistas de Santa Cruz: Fouché, el genio tenebroso: Joseph Fouché, Duque de Otranto, político francés que ejerció su poder durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico. Fue una per...

Fouché, el genio tenebroso

Joseph Fouché, Duque de Otranto, político francés que ejerció su poder durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico. Fue una personalidad de gran influencia en Francia, durante la tormentosa era política que vivió, siendo el fundador del espionaje moderno y el responsable de la consolidación del Ministerio de Policía de Francia, posteriormente denominado Ministerio de Interior, como una de las instituciones más avanzadas de la nación.
 
Fouché, el genio tenebroso
Stefan Zweig
INTRODUCCIÓN. José Fouché fue uno de los hombres más poderosos de su época y uno de los más extraordinarios de todos los tiempos. Sin embargo, ni gozó de simpatías entre sus contemporáneos ni se le ha hecho justicia en la posteridad.
A Napoleón en Santa Elena, a Robespierre entre los jacobinos, a Carnot, Barras y Talleyrand en sus respectivas Memorias y a todos los historiadores franceses –realistas, republicanos o bonapartistas_, la pluma les rezuma hiel cuando escriben su nombre. Traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional, alma baja de esbirro, abyecto, amoral... No se le escatiman las injurias. Y ni Lamartime, ni Michelet, ni Luis Blanc intentan seriamente estudiar su carácter, o, por mejor decir, su admirable y persistente falta de carácter. Por primera vez aparece su figura, con sus verdaderas proporciones, en la biografía monumental de Luis Madelins, al que este estudio, lo mismo que todos los anteriores, tiene que agradecerle la mayor parte de su información. Por lo demás, la Historia arrinconó silenciosamente en la última fila de las comparsas sin importancia a un hombre que, en un momento en que se transformaba el mundo, dirigió todos los partidos y fué el único en sobrevivirles, y que en la lucha psicológica venció a un Napoleón y a un Robespierre. De vez en cuando ronda aún su figura por algún drama u opereta napoleónicos; pero entonces, casi siempre reducido al papel gastado y esquemático de un astuto ministro de la Policía, de un precursor de Sherlock Holmes. La crítica superficial confunde siempre un papel del foro con un papel secundario.
Sólo uno acertó a ver esta figura única en su propia grandeza, y no el más insignificante precisamente: Balzac. Espíritu elevado y sagaz al mismo tiempo, no limitándose a observar lo aparente de la época, sino sabiendo mirar entre bastidores, descubrió con certero instinto en Fouché el carácter más interesante de su siglo. Habituado a considerar todas las pasiones -las llamadas heroicas lo mismo que las calificadas de inferiores_, elementos completamente equivalentes en su química de los sentimientos; acostumbrado a mirar igualmente a un criminal perfecto _un Vautrin- que a un genio moral _un Luis Lambert_, buscando, más que la diferencia entre lo moral y lo inmoral, el valor de la voluntad y la intensidad de la pasión, sacó de su destierro intencionado al hombre más desdeñado, al más injuriado de la Revolución y de la época imperial. «El único ministro que tuvo Napoleón», le llama, singulier génie, la plus forte tête que je connaiss, «una de las
figuras que tienen tanta profundidad bajo la superficie y que permanecen impenetrables en el momento de la acción, y a las que sólo puede comprenderse con el tiempo». Esto ya suena de manera distinta a las depreciaciones moralistas. Y en medio de su novela «Une ténébreuse affaire» dedica a este genio grave, hondo y singular, poco conocido, una página especial. «Su genio peculiar _escribe_, que causaba a Napoleón una especie de miedo, no se manifestaba de golpe.
Este miembro desconocido de la Convención, lino de los hombres más extraordinarios y al mismo tiempo más falsamente juzgados de su época, inició su personalidad futura en los momentos de crisis. Bajo el Directorio se elevó a la altura desde la cual saben los hombres de espíritu profundo prever el futuro, juzgando rectamente el pasado; luego, súbitamente _como ciertos cómicos mediocres que se convierten en excelentes actores por una inspiración instantánea_, dio pruebas de su habilidad durante el golpe de Estado del 18 de Brumario. Este hombre, de cara pálida, educado bajo una disciplina conventual, que conocía todos los secretos del partido de la Montaña, al que perteneció primero, lo mismo que los del partido realista, en el que ingresó finalmente; que había estudiado despacio y sigilosamente los hombres, las cosas y las prácticas de la escena política, adueñóse del espíritu e Bonaparte, dándole consejos útiles y proporcionándole valiosos informes... Ni sus colegas de entonces ni los de antes podían imaginar el volumen de su genio, que era, sobre todo, genio de hombre de Gobierno, que acertaba en todos sus vaticinios con increíble perspicacia». Estos elogios de Balzac atrajeron por primera vez la atención sobre Fouché, y desde hace años he considerado ocasionalmente la personalidad a la que Balzac atribuye el «haber tenido más poder sobre los hombres que el mismo Napoleón».
Pero Fouché parecía haberse propuesto, lo mismo en vida que en la Historia, ser una figura de segundo término, un personaje a quien no agrada que le observen cara a cara, que le vean el juego. Casi siempre está sumergido en los acontecimientos, dentro de los partidos, entre la envoltura impersonal de su cargo, tan invisible y activo como el mecanismo de un reloj. Y rara vez se consigue captar, en el tumulto de los sucesos, su perfil fugaz en las curvas más pronunciadas de su ruta. ¡Y más extraño aún! Ninguno de esos perfiles de Fouché, cogidos al vuelo, coinciden entre sí a primera vista. Cuesta trabajo imaginarse que el mismo hombre que fue sacerdote y profesor en. 1790, saquease iglesias en 1792, fuese comunista en 1793, multimillonario cinco años después y Duque de Otranto algo más tarde. Pero cuanto más audaz le observaba en sus transformaciones, tanto más interesante se me revelaba el carácter, o mejor, la carencia de carácter de este tipo maquiavélico, el más perfecto de la época moderna. Cada vez me parecía más atractiva su vida política, envuelta toda en lejanía y misterio, cada vez más extraía, más demoníaca su figura. Así me decidí a escribir, casi sin proponérmelo, por pura complacencia psicológica, la historia de José Fouché, como aportación a una biografía que estaba sin hacer y qué era necesaria: la biografía del diplomático, la más peligrosa casta espiritual de nuestro contorno vital, cuya exploración no ha sido realizada plenamente.
Una biografía así, de una naturaleza perfectamente amoral, aun siendo, como la de José Fouché, tan singular y significativa, me doy cuenta de que no va con el gusto de la época. Nuestra época quiere biografías heroicas, pues la propia pobreza de cabezas políticamente productivas hace que se busquen más altos ejemplos en los tiempos pasados, No desconozco de ninguna manera el poder de las biografías heroicas, que amplifican el alma, aumentan la fuerza y elevan espiritualmente. Son necesarias, desde los días dé Plutarco, para todas las generaciones en fase de crecimiento, para toda juventud nueva. Pero precisamente en lo político albergan el peligro de una falsificación de la Historia, es decir: es como si siempre hubiesen decidido el destino del mundo las naturalezas verdaderamente dirigentes. Sin duda domina una naturaleza heroica por su sola existencia, aún durante decenios y siglos, la vida espiritual, pero únicamente la espiritual. En la vida real, verdadera, en el radio de acción de la política, determinan rara vez _y esto hay que decirlo como advertencia ante toda fe política_ las figuras superiores, los hombres de puras ideas; la verdadera eficacia está en manos de otros hombres inferiores, aunque más hábiles: en las figuras de segundo término. De 1914 a 1918 hemos visto como las decisiones históricas sobre la guerra y la paz no emanaron de la razón y de la responsabilidad, sino del poder oculto de hombres anónimos del mas equívoco carácter y de la inteligencia más precaria. Y diariamente vemos de nuevo que en el juego inseguro y a veces insolente de la política, a la que las naciones confían aun crédulamente sus hijos y su porvenir, no vencen los hombres de clarividencia moral, de convicciones inquebrantables, sino que siempre son derrotados por esos jugadores profesionales que llamamos diplomáticos, esos artistas de manos ligeras, de palabras vanas y nervios fríos. Si verdaderamente es la política, como dijo Napoleón hace ya cien años, la fatalite moderne, la nueva fatalidad, vamos a intentar conocer los hombres que alientan tras esas potencias, y con ello, el secreto de su poder peligroso. Sea la historia de la vida de José Fouché una aportación a la tipología del hombre político.
Stefan Zweig
Salzburgo, otoño 1929.
 
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