6.04.2008

Los periodistas trabajan sin protección

Por Liliana Colanzi, corresponsal en Santa Cruz del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM)

El caso del camarógrafo de Televisión Boliviana que murió ahogado en el río Palometillas el pasado 1 de marzo durante la cobertura de una noticia es una consecuencia trágica de las precarias condiciones de trabajo en la que se desenvuelven muchos reporteros bolivianos. Rony Susano (23), el periodista que cayó de la lancha, no llevaba chaleco salvavidas al momento de realizar su labor periodística. Como él, muchos periodistas se enfrentan a diario a situaciones en las que pueden resultar heridos. Lamentablemente, son muy pocos los medios de comunicación que velan por la integridad de los trabajadores de la prensa y proveen el material necesario para resguardar la salud de sus empleados.

A fines del 2007, en medio de las numerosas protestas y enfrentamientos que sacudieron el país, se pudo constatar que los periodistas, fotógrafos y camarógrafos presentes no llevaban máscaras antigás, chalecos ni cascos para protegerse. Algunos reporteros fueran agredidos por los manifestantes o la policía y otros sufrieron desvanecimientos y vómitos a causa de los gases tóxicos. A raíz de ciertas notas de protesta aparecidas en periódicos, algunos medios comenzaron a dotar a sus periodistas de máscaras antigás.

Sin embargo, según Hernán Cabrera, secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Santa Cruz (FSTPSC), menos de la mitad de los medios de comunicación cumple con los requisitos mínimos de seguridad que necesitan los trabajadores de la información. Cabrera indicó que los dirigentes de los sindicatos de la prensa se reunieron hace un par de semanas con los directores de medios y establecieron como plazo el 15 de abril para que las casas periodísticas realizaran ajustes y prepararan sus informes sobre las medidas que van a tomar con respecto a la seguridad de sus empleados.

Una encuesta sobre condiciones laborales llevada a cabo por el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) en 2007 reveló datos interesantes sobre la percepción de los periodistas acerca del medio en que trabajan. Algunos camarógrafos, por ejemplo, lamentaron que, durante la cobertura de enfrentamientos, sus jefes no preguntaban si se encontraban bien, sino que les preocupaba que las cámaras no sufrieran daños.

El informe del ONADEM también revela que muchos periodistas “no han recibido bonos de transporte, no saben si están asegurados, si tienen seguro de vida en algunos casos que les prometieron o si simplemente les están pagando de acuerdo a su contrato”. El estudio también advirtió que el salario promedio del periodista boliviano es de Bs 2.000 (y Bs 8.000 en el caso de editores y jefes), y que la jornada laboral “normal” es de 10 a 12 horas.

Los periodistas realizan una labor social de gran importancia. “Un periodista es más útil a la sociedad si está vivo y sano y si puede acceder al conflicto”, remarcó en un taller realizado el año pasado Dafne Martos, responsable de Comunicación de la Delegación Regional del Comité Internacional de la Cruz Roja para Bolivia, Ecuador y Perú. Dados los riesgos de la profesión y la coyuntura del país (protestas y desastres naturales), los propietarios y directores de medios no deberían ahorrar esfuerzos al momento de velar por la integridad de sus trabajadores.

Teniendo en cuenta esta situación, la FSTPSC ha hecho circular diez consejos para la cobertura periodística en tiempos de conflictos y de desastres naturales. Entre ellos, se recomienda al periodista anteponer la propia vida antes que la primicia noticiosa y exigir al medio de comunicación el suministro de equipos de seguridad como botas, cascos y chalecos. También se aconseja, en caso de que la vida o la integridad del periodista peligre, abandonar todo equipo audiovisual, “ya que la vida vale mucho más que una simple cámara”. De igual manera, el comunicado propone que el periodista reclame a su medio el pago de un seguro de salud, seguro de vida y seguro contra riesgos profesionales, en cumplimiento con la ley.

6.03.2008

Carlos Monsiváis: elogio del periodismo

Luis Hernández Navarro *

Una tarde de marzo de 1988 se presentó el libro Entrada libre, de Carlos Monsiváis. Cerca de mil 500 personas llegaron a la librería El Sótano de la ciudad de México para presenciar el ritual editorial y rendir homenaje al autor. Centenares de asistentes se quedaron sin entrar a la cafetería, ubicada en un primer piso. Gritando consignas exigieron trasladar la sede de la presentación al estacionamiento. Fueron escuchados. Los comentaristas y el escritor bajaron hasta donde se congregaba la mayoría del público.

El libro fue presentado en la sede alterna ante miles de ojos que seguían atentos las palabras del autor. Estaba fresca la memoria de los sismos de 1985 y soplaba fuerte el aire renovador de la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas. El texto sintetizaba puntualmente las expectativas de cambio que se vivían en esos días y la convicción del papel que la sociedad civil tenía en su promoción. Sus páginas resumían “el espíritu de la época”.

Como sucede con buena parte de sus obras, muchos de los textos que forman parte de Entrada libre fueron en sus orígenes crónicas periodísticas publicadas en revistas, diarios y suplementos culturales, que posteriormente fueron rehechas. No hay en ello novedad: el habitante de la colonia Portales de la ciudad de México es un intelectual que ha hecho del periodismo su medio de expresión principal.
El periodismo es para Monsiváis su modo de vida, su fuente principal de ingresos, su trabajo básico. “Yo creo que el periodismo te permite contemplar la realidad como una interminable, profusa, múltiple telenovela y además novela –afirma–. Te permite conocer a gente sensacional y también conocer políticos para equilibrar. Te ayuda a relacionarte con los múltiples niveles de una sociedad tan profundamente injusta como es la latinoamericana y además te permite la práctica de la escritura en condiciones difíciles que suelen terminar en tu contra, pero en las que tienes oportunidad, en ocasiones, de intentar la literatura. Entonces al periodismo le estoy agradecido.”

Aunque practica otros géneros, como el artículo de opinión, la entrevista y el reportaje de fondo, es, ante todo, un cronista. O, si se quiere, un ensayista que utiliza la crónica como vehículo de comunicación. Sus textos han modificado la forma de escribir en el periodismo mexicano y han dado a la crónica un lugar privilegiado. A diferencia del Nuevo Periodismo estadunidense, usualmente no redacta en primera persona. Recurre al sarcasmo y la ironía. Contextualiza el acontecimiento. Su prosa está cargada de años de lecturas, de referencias eruditas, de imágenes cinematográficas que requieren de un lector atento. Recurre con frecuencia a la parodia y al contraste semántico que clarifica el corazón de lo que se quiere informar.

En una prensa donde, frecuentemente, se editorializa la noticia y se opta por escribir sobre el deber ser en lugar de narrar lo que es, las crónicas de Monsiváis recogen y recrean episodios significativos de una historia en construcción, y le devuelven el habla a sus actores, rompiendo el monopolio de la voz de los intermediarios que beatifican o satanizan.

Sus crónicas, además, relatan con frecuencia historias del México de abajo. No es poca cosa. En un país en el que tantos intelectuales padecen de estatolatría, juzgan como existente sólo aquello organizado en relación con el Estado y no ven en la sociedad que se organiza el sujeto transformador, hacer visible la acción de los movimientos sociales, documentar las agresiones que sufren –como él hace–, es ya un hecho informativo de profunda significación.

La crónica es, según señaló al recibir el Premio de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara, “una expresión notable del deseo de narrar la cercanía, lo que es local, lo vulnerable y lo invulnerable de la prosa narrativa que describe lo carente de prestigio internacional (...). Las crónicas le imprimen relevancia a la relación hoy volátil entre periodismo y literatura”.
Frente a un periodismo que –como él mismo ha señalado– se ha convertido en un quehacer de profesionales con nula experiencia literaria y “ha convertido las páginas de los periódicos en conversaciones rápidas en un pasillo”, sus escritos, ágiles y analíticos, contextualizan el acontecimiento. Ajeno al hermetismo de la jerga académica, ha inventado un lenguaje original y fecundo.

Pacifista gandhiano, creyente en las leyes, crítico demoledor de la derecha, promotor incansable del laicismo, defensor de las minorías y del derecho a la diferencia, crítico del autoritarismo en todas sus formas, hombre de izquierda, Monsiváis le dice la verdad al poder, al tiempo que da fe de la persecución y el sufrimiento del México de abajo. El periodismo es el instrumento mediante el cual ejerce la crítica social con lucidez y compromiso.

En una época de confusión y de desvergüenza política e intelectual como la que vivimos, Carlos Monsiváis es alguien al que se escucha como guía. Lo es, en primer lugar, por su indiscutible autoridad moral. Sus juicios tienen, con frecuencia, consecuencias políticas importantes.
Es por eso que, más allá de sus indudables méritos, su obra y sus opiniones deben ser ponderadas con el mismo espíritu crítico que él despliega.
Por ejemplo, su capacidad para comprender y explicar los orígenes profundos de la inconformidad social es, en ocasiones, amortiguada por un afán moralizador al juzgar ciertos movimientos. Se diría que, ante protestas populares no convencionales –como el plantón de Reforma contra el fraude electoral de 2006–, no está lo suficientemente cerca de la máxima de Spinoza de comprender antes de reír o llorar. Nada de eso, por supuesto, minimiza su enorme estatura ética e intelectual ni, mucho menos, el ejercicio virtuoso del oficio de periodista.

* Luis Hernández Navarro es coordinador de Opinión del diario mexicano La Jornada.

Alza mundial de la difusión y publicidad en los diarios

La Aso­cia­ción Mun­dial de Dia­rios emi­tió ayer su in­for­me: el año pa­sa­do se ven­dió más pe­rió­di­cos en el mun­do. Los in­gre­sos por pu­bli­ci­dad son ma­yo­res en me­dios im­pre­sos que en te­le­vi­sión. La di­fu­sión de pe­rió­di­cos y los in­gre­sos pu­bli­ci­ta­rios au­men­ta­ron en el mun­do en 2007 mien­tras con­ti­núa el al­za de las pu­bli­ca­cio­nes gra­tui­tas y los si­tios web, in­di­có ayer el in­for­me anual de la Aso­cia­ción Mun­dial de Dia­rios (AMD).

La ci­fra de ejem­pla­res de la pren­sa pa­ga­da au­men­tó un 2,57 por cien­to en un año, se­gún el in­for­me pu­bli­ca­do du­ran­te el con­gre­so de la AMD en Go­tem­bur­go, Sue­cia. “Si se su­man los pe­rió­di­cos gra­tui­tos a la di­fu­sión de los dia­rios pa­ga­dos, la di­fu­sión glo­bal de pe­rió­di­cos au­men­tó un 3,65 por cien­to el año pa­sa­do y un 14,3 por cien­to en cin­co años”, pre­ci­só es­te in­for­me de la pro­fe­sión pa­ra 2007.

Los dia­rios gra­tui­tos re­pre­sen­tan aho­ra cer­ca de 7 por cien­to de la di­fu­sión mun­dial de pe­rió­di­cos y un 23 por cien­to de su di­fu­sión en Eu­ro­pa.
Se­gún la AMD, los in­gre­sos por pu­bli­ci­dad de los dia­rios pa­ga­dos su­bie­ron un 0,86 por cien­to el año pa­sa­do y un 12,84 por cien­to en cin­co años.

La pren­sa es­cri­ta –tan­to pe­rió­di­cos co­mo re­vis­tas– si­gue sien­do el ma­yor so­por­te pu­bli­ci­ta­rio mun­dial, con una par­ti­ci­pa­ción de mer­ca­do de 40 por cien­to, por de­lan­te de la te­le­vi­sión, in­di­có el in­for­me. “La di­fu­sión de los pe­rió­di­cos ha au­men­ta­do o per­ma­ne­ci­do es­ta­ble en tres cuar­tos de los paí­ses del pla­ne­ta en los úl­ti­mos cin­co años y en cer­ca de 80 por cien­to de los paí­ses el año pa­sa­do”, sos­tu­vo Ti­mothy Bal­ding, pre­si­den­te de la AMD.
“E in­clu­so en los si­tios don­de la di­fu­sión pa­ga­da es­tá en ba­ja, so­bre to­do en Es­ta­dos Uni­dos y en al­gu­nos paí­ses de Eu­ro­pa oc­ci­den­tal, los dia­rios si­guen am­plian­do su au­dien­cia a tra­vés de una gran va­rie­dad de pu­bli­ca­cio­nes gra­tui­tas y es­pe­cia­li­za­das y a tra­vés de sus pla­ta­for­mas mul­ti­me­dia, en ple­na ex­pan­sión”, agre­gó.

La can­ti­dad de dia­rios pa­ga­dos su­bió en to­do el mun­do a ex­cep­ción de Amé­ri­ca del Nor­te, don­de se re­du­jo un 0,56 por cien­to. Los cin­co ma­yo­res mer­ca­dos de la pren­sa son: Chi­na, con 107 mi­llo­nes de ejem­pla­res ven­di­dos a dia­rio; In­dia, con 99 mi­llo­nes; Ja­pón, con 68 mi­llo­nes; Es­ta­dos Uni­dos, con cer­ca de 51 mi­llo­nes y Ale­ma­nia, con 20,6 mi­llo­nes.

En los paí­ses de la Unión Eu­ro­pea, la di­fu­sión de los pe­rió­di­cos pa­ga­dos re­gis­tró una caí­da de 2,37 por cien­to en 2007 y de 5,91 por cien­to des­de 2003. La dis­mi­nu­ción es más mar­ca­da en Ale­ma­nia (-2,38 por cien­to) y Rei­no Uni­do (-3,46 por cien­to).
Se­gún la AMD, “los in­gre­sos pu­bli­ci­ta­rios li­ga­dos a la In­ter­net –no úni­ca­men­te los dia­rios en lí­nea si­no to­da la pu­bli­ci­dad en In­ter­net– au­men­tó un 32,45 por cien­to en un año y un 200 por cien­to en­tre 2003 y 2007”.

En Eu­ro­pa, los in­gre­sos de la pu­bli­ci­dad co­mer­cial en la In­ter­net su­pe­ran ac­tual­men­te los in­gre­sos de los anun­cios cla­si­fi­ca­dos, agre­gó el in­for­me, que es­ti­ma que los in­gre­sos pu­bli­ci­ta­rios de In­ter­net más que se du­pli­ca­rían du­ran­te los pró­xi­mos cin­co años y re­pre­sen­ta­rían un 12 por cien­to del to­tal de in­gre­sos pu­bli­ci­ta­rios de los pe­rió­di­cos de aquí al 2011. La ci­fra de si­tios web de los dia­rios au­men­tó un 13,77 por cien­to en 2007 y un 50,77 por cien­to des­de 2003 a 2007. En cuan­to a los dia­rios gra­tui­tos, un to­tal de 312 dia­rios re­gis­tra­ron una di­fu­sión com­bi­na­da de 41,04 mi­llo­nes de ejem­pla­res por día, o sea un au­men­to de la di­fu­sión de 20 por cien­to en un año y de 173,2 por cien­to en cin­co años.

La Aso­cia­ción Mun­dial de Dia­rios re­pre­sen­ta a 18.000 pe­rió­di­cos en el mun­do y rea­gru­pa a 77 aso­cia­cio­nes na­cio­na­les de edi­to­res de pe­rió­di­cos, em­pre­sas de pren­sa y di­rec­to­res de dia­rios en 102 paí­ses. AF­P/E­FE

más crecimiento en ventas en sudamérica
En la re­gión, más del do­ble • Las ven­tas de pe­rió­di­cos au­men­ta­ron un 6,72 por cien­to en 2007 en Su­da­mé­ri­ca, que se con­vir­tió así en la re­gión del mun­do con un ma­yor as­cen­so re­la­ti­vo, más del do­ble del ge­ne­ral, se­gún las ci­fras de la Aso­cia­ción Mun­dial de Pe­rió­di­cos.

Des­cen­so en Eu­ro­pa • El ti­rón de la pren­sa pagada en Su­da­mé­ri­ca el pa­sa­do año, fren­te a un 2,57 por cien­to en el con­jun­to del mun­do, con­tras­ta en par­ti­cu­lar con el des­cen­so del 1,87% re­gis­tra­do en Eu­ro­pa y un re­tro­ce­so to­da­vía ma­yor (-2,14%) en Nor­tea­mé­ri­ca.

En Bo­li­via se man­tie­ne • Las ven­tas en 2007 au­men­ta­ron en Bra­sil (11,8%), Ar­gen­ti­na (7,45%), Chi­le (3,99%) y Su­ri­nam (3,77%), se man­tu­vie­ron es­ta­bles en Bo­li­via, Ecua­dor, Gua­ya­na, Uru­guay y Ve­ne­zue­la, y re­tro­ce­die­ron en Co­lom­bia (-1,25%) y Pa­ra­guay (-3,85%). En el quin­que­nio de 2003 a 2007, hu­bo in­cre­men­tos par­ti­cu­lar­men­te pro­nun­cia­dos en Bra­sil (24,93%), Ar­gen­ti­na (22,7%), Su­ri­nam (22,22%), Ecua­dor (15,22%), Chi­le (13,82%) Co­lom­bia (8,97%), Gua­ya­na (6,67%) y en Bo­li­via (3,7%). En el mis­mo pe­río­do, los paí­ses su­da­me­ri­ca­nos que re­gis­tra­ron un de­cli­ve en las ven­tas de pe­rió­di­cos fue­ron Pa­ra­guay (-16,67%) y Uru­guay (-11,18%).

Los in­gre­sos pu­bli­ci­ta­rios • En esta re­gión avan­za­ron un 10,77 por ciento en 2007, com­pa­ra­do con el 0,86 por ciento de su­bi­da en el mun­do.

Fuente: El Nuevo Día